Los insectos complementan el menú de
unos 2 billones de personas en diferentes países del mundo, la
mayoría en Asia, África y América Latina, y ha sido parte de
nuestra dieta desde hace siglos. Sin embargo, hace poco tiempo la
entomofagia
ha atraído la atención de los medios de comunicación, instituciones de
investigación, chefs y otros miembros de la industria alimentaria, así
como los legisladores y las agencias reguladoras.
El
programa de insectos comestibles de la FAO
(organización de agricultura y alimentos de las Naciones Unidas)
también ha examinado el potencial de arácnidos (arañas y escorpiones)
para fabricar piensos para la alimentación.
Una vez más hablando de independencia y
la soberanía alimentaria, es decir, “el derecho de cada nación a
mantener y desarrollar su alimento, teniendo en cuenta la diversidad
cultural y productivo”, los insectos comestibles son también una opción
de alimentación y de ingresos para muchas comunidades.
Los insectos presentan ventajas.
Ventajas medioambientales.
Tienen altas tasas de eficiencia de
conversión alimenticia por el hecho de que son animales de sangre fría.
Por ejemplo, los grillos necesitan seis veces menos comida que
el ganado, cuatro veces menos que las ovejas y dos veces menos que
cerdos y pollos de engorde para producir la misma cantidad de proteína.
Se alimentan de residuos orgánicos, como restos de comida y abono, que
pueden convertirlos en proteínas de alta calidad, incluyendo para el uso
en la alimentación animal. Producir insectos emite menos gases de
efecto invernadero y usa mucha menos agua y terreno que la ganadería convencional.
Ventajas para la salud.
Los insectos son fuentes de proteínas de
alta calidad, ácidos grasos, vitaminas y micronutrientes (como hierro,
magnesio, manganeso, fósforo, selenio y zinc). La proteína y la
concentración de lípidos de muchos insectos es superior a la de las
vacas, cerdos y pollos. También se consideran animales de bajo riesgo en
relación con las zoonosis (enfermedades transmitidas de animales a los
seres humanos).
Ventajas sociales.
La producción de insectos puede ser una
estrategia para diversificar los medios de subsistencia en el futuro.
Además de mejorar directamente la alimentación, esta actividad pueden
servir como una opción de ingresos mediante la venta de excedentes de la
producción. También pueden realzar acciones empresariales, ya sea en
las economías desarrolladas en transición o en desarrollo. El proceso de
producción de insectos para el alimento humano o animal es algo que
puede hacerse con relativa facilidad. Pueden consumir los adultos y los
pequeños, de diferentes maneras, algunos enteros, otros transformados en
pasta o molidos como harina, fritos, escalfados, horneados, y además de
estas opciones, también existe la posibilidad de la extracción de la
proteína y la producción de otros ingredientes.
Se han registrado más de 1900 especies de insectos comestibles.
El grupo más grande es el de los
escarabajos (Coleoptera) (31%), seguidos por las polillas y mariposas
(Lepidoptera) (18%) y las abejas, avispas y hormigas (Hymenoptera)
(14%). Éstos seguidos por saltamontes, esperanzas de grillos
(Orthoptera) (13%), las cigarras, chicharritas, cochinillas y chinches
(Hemiptera) (10%), termitas (isopteras) (3%), libélulas (Odonata) (3%),
moscas (Diptera) (2%) y otras órdenes (5%).
A pesar de los beneficios conocidos, la
aversión a los insectos comestibles es grande, ya que el fenómeno es
visto como una práctica de los pueblos primitivos.
Es curioso que la ingesta de
invertebrados (langostas, cangrejos, camarones, ostras, calamares, etc.)
se considera como un rico alimento en nuestra dieta, mientras que el
consumo de insectos, invertebrados, es visto con reservas por la mayoría
de la población.
La Entomofagia todavía tiene otras
limitaciones: muchas de las investigaciones están en progreso o paradas
bien por la búsqueda de información sobre seguridad alimentaria o por la
falta de inversiones, legislación y regulación de la producción y venta
de insectos para consumo humano y animal.
Pero cada día se tiene más información, y
la gente empieza a ver la idea de introducir los insectos en nuestra
alimentación, como fuente nutricional, una alternativa contra la
desnutrición en muchas partes del mundo; un alimento abundante y barato.
El interés del sector académico crece
por todo el mundo. Los investigadores trabajan con el uso de insectos
como alimento para peces ornamentales como para el consumo humano. Se
han comenzado investigaciones relacionadas con el desarrollo de
espacios optimizados para la cría de insectos en cautividad, lo que
podría aumentar su potencial como alimento funcional (ácidos grasos
poliinsaturados, minerales, etc.).
En el mundo existen aproximadamente 2 billones personas que practican
la Entomofagia. Y las iniciativas como la de FAO, para estimular la
investigación y el uso de insectos como alimento, trata de ayudar a
aumentar ese número.
El experto brasileño
Gilberto Schickler,
nos cuenta que la Entomofagia es una práctica que puede aumentar
significativamente la producción de proteína animal en el mundo. La FAO
augura un mercado prometedor para los insectos dentro de 3 a 4 décadas,
la producción de insectos comestibles será una actividad con
mucho futuro en la agroindustria. El consumo de insectos asegura las
posibilidades de supervivencia de un parte de la población en el
planeta. Hoy en día dependemos de unos 20 tipos de carnes. Con insectos
las posibilidades se elevan a 2000! Son 2000 nuevas materias primas.
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