Controlar el clima mundial para 2035: el objetivo que China ya puso en marcha
China tiene años ensayando cómo provocar o detener lluvias, lo logró en el año 2008 durante la clausura de los Juegos Olímpicos en Pekín para evitar cancelar la ceremonia
Los planes de China para consolidarse como potencia mundial cubren varias aristas. Mucho se ha hablado de su incursión en la tecnología, la política, la economía y la salud, pero otro tema está en marcha sin que se hable demasiado al respecto: el control del clima.
Aunque raya en una película de ficción, el país asiático lo viene practicando desde hace algunos años. El mundo vio un adelanto en los Juegos Olímpicos del 2008 en Pekín. Los meteorólogos alertaban posibles lluvias durante la ceremonia de clausura y para no dañar la fiesta, ocho aviones cargados de químicos despegaron de una base en la ciudad de Zhangjiakou, provincia de Hebei. Al mismo tiempo se lanzaron nueve tandas de cohetes (241 en total) con químicos, según el reporte de EFE. La ceremonia transcurrió sin contratiempos. Ese año Pekín aseguraba que podía provocar lluvia artificial en un tercio de su territorio.
La apuesta se redobla para 2025, cuando el régimen espera cubrir 57 % de su territorio para provocar lluvias o nieve. Si quiere eliminar granizo, podrá hacerlo en 580.000 kilómetros cuadrados.
El año 2035 pinta de otra manera: la modificación del clima desde China debería llegar a un nivel mundial «avanzado» en términos de operación, tecnologías y servicios, según una nota publicada por el Consejo de Estado de ese país.
«Robo de agua»
Aquella nota de EFE detallaba que los químicos utilizados suelen ser diatomita (una sustancia secante) para frenar la lluvia, o yoduro de plata si lo que se desea es acelerar la llegada de precipitaciones.
Una iniciativa similar fue usada por Estados Unidos en el Proyecto Stormfury de 1962 a 1983 para calmar los ciclones tropicales sembrándolos con yoduro de plata hasta que el proyecto fue cancelado. En la misma década de los años 60, China habría comenzado sus propios ensayos.
El régimen chino enumera planes como proteger la agricultura, estimación de desastres como la sequía y caída de granizos o controlar incendios forestales. Pero tal como ocurre con muchos planes de China, las suspicacias están a la orden del día.
Hasta el momento no hay evidencia de «robo de agua» hacia otros países, pero tampoco ha habido «siembras» tan grandes que sean capaces de comprobarlo. Por ello se genera un debate sobre hasta dónde llegará el plan de China. El razonamiento pertenece a Andrea Flossmann, copresidenta del grupo especializado en modificación del clima de la Organización Meteorológica Mundial. «Deberá monitorizarse”, declaró la experta a La Vanguardia.
Flossmann reseña que otros países como Israel también lo hacen. Mientras que Francia, Rusia, Rumania o Moldavi trabajan en programas para la prevención del granizo por el cambio climático.
La amenaza para países vecinos
Desde 2012 a 2017 China había asignado 8800 millones de yuanes (1340 millones de dólares) para apoyar programas de modificación del clima, indicó en ese momento la agencia Xinhua.
La nota de La Vanguardia menciona otro punto para tener en cuenta dentro del plan chino y son las técnicas que está usando incluso en la cordillera del Himalaya, donde nacen sus tres grandes ríos, el Yangtsé, el Mekong y el Amarillo.
En torno al río Mekong gira un problema que tiene años. Las enormes represas chinas limitan la cantidad de agua a las poblaciones vecinas, secan los cauces cercanos dejándolos sin pesca y matan a las especies acuáticas. Un reportaje de The New York Times retrata las penurias de los pobladores.
Esto, sumado a que las lluvias podrían abarcar otros países sin que las necesiten, se convierten en un serio problema hídrico para esa región según Xulio Ríos, director del Observatorio de la Política China que declaró el medio español.
La India es un claro ejemplo de esta situación, el monzón de verano es un evento clave porque pone fin a meses de sequía y es recibida con alegría entre los hindúes. Más lluvias solo podrían traducirse en tragedia.
«Uno de los factores impulsores del monzón es la diferencia de temperatura entre la meseta tibetana y el océano Índico. Así que si realizaras cambios significativos en la meseta tibetana, como están planeando algunos (…), creo que eso sí podría tener efectos bastante drásticos», explicó Dhanasree Jayaram, experta en clima de la Academia Manipal de Educación Superior en Karnataka, en declaraciones a BBC.
Otro problema es la poca claridad de quién está «sembrando de nubes». Lo que sí es evidente es que China apuesta por cubrir todo el planeta para 2035, según el comunicado de sus autoridades emitido en diciembre de 2020.
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