La moratoria impuesta a la caza comercial de ballenas en 1982 en el seno de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) no empezó a ser efectiva hasta 1986. Pero resultó clave para salvar de la extinción a numerosas especies, permitiendo la recuperación de sus poblaciones.
Sin embargo, en la actualidad, la supervivencia de estos grandes mamíferos marinos sigue comprometida por culpa de las actividades humanas, que han acelerado el cambio climático y contaminado los océanos.
Quizás por esto, durante las dos últimas décadas, la CBI ha tratado de redirigir sus acciones y ha aumentado su interés por la conservación de las ballenas y ha centrado su atención en vigilar, por ejemplo, sus poblaciones, así como la presencia de residuos y ruidos indeseados en los mares.
Brasil acoge desde hoy y hasta el 14 de septiembre, precisamente, la 67 reunión de la CBI, donde las Partes tendrán que debatir y votar, entre otras cuestiones, las medidas que los representantes de Japón van defender durante la cita internacional. «Si se aprobaran, podría suponer la desmantelación por completo de la prohibición acordada en 1982 para proteger a las ballenas que fueron diezmadas por la caza industrial (2,9 millones de ejemplares fueron capturados a lo largo del siglo XX)», han advertido desde Humane Society International.
El país anfitrión, por su parte, abogará por la creación, como viene haciendo desde 2001, de una reserva para estos animales en el Atlántico Sur, que abarcaría desde Brasil hasta la Antártida. Sin embargo, la propuesta necesita tres cuartos de los votos para salir adelante, explicó el director del Departamento de Conservación y Manejo de Especies del Ministerio de Medio Ambiente Brasileño, Ugo Vercillo, informa Efe.
Con anterioridad a que la CBI adoptara la moratoria sobre la caza comercial de ballenas, Noruega capturaba de media 2.000 ejemplares de la especie minke (rorcuales) cada año. El país escandinavo se opuso a la decisión solo 90 días después de que esta fuera aprobada. Desde entonces, ha autorizado la caza de 14.316 rorcuales, según un informe publicado recientemente por Instituto de Bienestar Animal (AWI).
La cifra de embarcaciones noruegas que participan en la industria ballenera disminuye paulatinamente, así como la cantidad de ejemplares capturados, que suele quedar muy por debajo de las cuotas establecidas por el gobierno para cada campaña. En 2018 se otorgaron permisos a 15 buques (11 de ellos han salido a faenar). Hasta el 15 de agosto, según los últimos datos que tiene AWI, se habían cazado 434 minke. Lejos de las cifras de años precedentes (2014: 736 ejemplares; 2015: 660; 2016: 591).
Nenhum comentário:
Postar um comentário